🏠💭 “El problema no es tener escaleras, sino dejar de poder subirlas.”

Por Félix Villalba – Agente inmobiliario en Ívary Tu Casa


Hace unos días estuve en Denia, en un evento sobre longevidad y salud impartido por Marcos Vázquez y el Dr. Borja Bandera —dos referentes en divulgación científica—.
Un encuentro realmente inspirador.

Y curiosamente, me hizo pensar en algo que escucho cada semana en mi trabajo como agente inmobiliario:

“Busco piso con ascensor, que el día de mañana no podré subir escaleras.”
“Una casa de una sola planta, por si luego no puedo con las escaleras.”

Y lo entiendo. Pero también me hace reflexionar 🧠


El miedo al futuro nos hace perder oportunidades en el presente

Desde el punto de vista inmobiliario, muchas personas descartan viviendas con gran potencial —por ubicación, precio o encanto— solo por el miedo a no poder subir escaleras en el futuro.
Sin embargo, lo que aprendí en ese evento —y que la ciencia confirma— es que no es el paso del tiempo lo que nos debilita, sino la falta de movimiento.

Nuestros abuelos subían pisos sin ascensor, caminaban, hacían la compra, se mantenían activos.
Y eso, precisamente, les mantenía fuertes.


Pequeñas incomodidades que nos hacen más fuertes

En salud —y en la vida— existe un principio llamado hormesis:
las pequeñas dosis de estrés o incomodidad, lejos de debilitarnos, nos fortalecen.

El frío, el ayuno, el ejercicio, las escaleras… todo aquello que nos exige un esfuerzo moderado activa los mecanismos que nos mantienen jóvenes y resilientes.
Y del mismo modo, evitar sistemáticamente cualquier incomodidad nos vuelve frágiles.


El coste de oportunidad inmobiliario (y de salud)

En el mercado inmobiliario, solemos hablar de coste de oportunidad para referirnos a lo que dejamos de ganar por no aprovechar una buena ocasión.
Y quizá no seamos del todo conscientes, pero cuando renunciamos a una vivienda solo por tener escaleras, también estamos asumiendo un coste oculto:

  • Económico, porque esas viviendas suelen tener un precio más competitivo y una mejor rentabilidad.
  • Y vital, porque al evitar el esfuerzo, renunciamos a una oportunidad de mantenernos activos, fuertes y capaces.

Las personas que elegimos el camino más elaborado —como un quinto sin ascensor— ganamos una ventaja doble:
por un lado, nos fortalecemos física y mentalmente,
y por otro, aprovechamos un precio más razonable en un mercado cada vez más exigente.


El lujo de poder subir tus propias escaleras

La vida, como el mercado inmobiliario, recompensa a quienes aceptan el esfuerzo.
El confort absoluto puede parecer el objetivo, pero a menudo es el principio de la decadencia.
El verdadero lujo no es tener ascensor.
El verdadero lujo es poder seguir subiendo las escaleras por ti mismo.

💬 ¿Tú qué opinas?
¿Estamos diseñando nuestras casas —y nuestras vidas— para un futuro que podríamos evitar si empezamos a cuidarnos hoy?

— Félix Villalba
Agente inmobiliario en Ívary Tu Casa

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